Este blog empezó con la idea de contar las historias de gente que ha superado miles de dificultades en sus vidas para convertirse en algo más grande que ellos. Sin embargo, decidí que en mi primer blog iba a hablar un poco de mi primer año de emprendimiento. La razón por la cual lo hago es porque considero que lo que aprendí y viví le puede servir a la comunidad de historias de gigantes para aprender de las experiencias ajenas.
Mi nombre es Andrés Rios, soy Colombiano, nací en Medellín hace 33 años y hoy en día vivo en Holanda. Como profesión estudié Física, porque la consideraba la carrera más afín a mi. Me gradué de físico en el 2005 y realicé una maestría del 2005 al 2007.
En el año 2007 empecé a estudiar un doctorado en física de altas energías. Me mudé a Ginebra y hice mi tesis en el acelerador de partículas LHC.
Mis estudios doctorales tomaron 4 años aproximadamente. Después de estos estudios me dediqué por cuatro años más a un postdoctorado en Bélgica en la Universidad de Gante.
Al final de estos cuatro años me encontré cansado de la rutina y con necesidad de nuevos horizontes. Busqué posiciones de trabajo interesantes, pero la verdad, ninguna de las descripciones que leía a diario sonaba apasionante para mi. Por esta razón decidí que por un año me iba a dedicar al emprendimiento. Decidí que me iba a dedicar a aprender cómo hacer una empresa.
Así sin más conocimiento en emprendimiento que el que puede dar la física de partículas (no es nulo), me lancé al vacío. Toda mi vida he tenido inquietud por emprender proyectos que a la mayoría de las personas alrededor mío le han parecido inverosímiles.
Cuando era niño siempre quise viajar y conocer mejores lugares, nada nuevo hasta ahí. En mi adolescencia, quería convertirme en un guitarrista profesional, cosa que mis profesores de matemáticas desaprobaban. Este sueño fue remplazado por el de convertirme en un artista marcial reconocido, algo que mi abuela veía como un fracaso antes de empezar, en palabras de ella: «yo no creo mucho en sus patadas…».
Cuando empecé a progresar en las artes marciales quise fabricar espadas por mi mismo, leí varios libros y planee la construcción del horno que se necesitaba, pero nunca empecé el proyecto. Luego, durante mi PhD quise empezar a experimentar con inversiones pero la falta de conocimiento y la ausencia de dinero me llevaron a nada.
Durante ese tiempo también tuve ciertas ideas que requerían crear páginas web para servir a mucha gente, pero para esto yo creía tener un problema que era no saber programar páginas web.
Al inicio del 2016 con mi energía renovada decidí que era tiempo de estudiar diseño web, llenar el vacío de conocimiento y lanzarme a programar páginas en modo freelance para aprender del negocio y poder adquirir el nivel que me llevaría a programar mis ideas y crear mi propia empresa. Así que lo primero que hice fue comprar un curso on line en programación que llenara mis vacíos de PHP, HTML, CSS, y JavaScript.
Tomar este curso fue una excelente idea, pero creer que lo necesitaba para convertirme en un emprendedor fue mi primer error. ¿Por qué? Porque para ser emprendedor no se necesita saber programar, hay miles de personas en el mundo capaces de programar mejor que yo, hay miles de personas que ya programan mejor de lo que yo podría llegar a programar en mi vida. Lo que necesitaba en este caso, era ser el motor la motivación y la inspiración del proyecto, y ser capaz de transmitirle esto a personas cercanas a mi, que estuvieran dispuestas a compartir el riesgo de mis proyectos. Pero eso no lo sabía en ese momento.
En cuestión de mes y medio aprendí a hacer páginas Web, desde una complejidad bastante simple hasta páginas complicadas que estaban pensadas para ser usadas por muchos usuarios. Intenté entonces buscar mis primeros clientes en el mundo del diseño web. Primero creí que era una buena idea utilizar páginas como freelancer.com, pero rápidamente me percaté que esta era una tarea inútil para cumplir mis sueños, ¿por qué? sencillo… El mundo está lleno de programadores web, especialmente India, y hay millones de indios, y su economía les permite bajar sus precios a precipicios tan bajos como 5 dolares la hora.
Con esas tarifas es imposible diseñar el estilo de vida que yo quería sin llegar a extremos de trabajo de 24 horas al día, y aún así, el dinero no iba a llegar al tope al que yo quería llevarlo. ¿Cual era la opción entonces? cualquiera menos el diseño web.
No quiero decir que la gente no pueda vivir de esto. Seguramente hay muchas personas que viven de esto, pero mi objetivo no es ni ha sido nunca cambiar tiempo por dinero, siempre he creído que cualquier persona tiene la inteligencia necesaria para evitar esto, lo único que realmente le falta a la mayoría, es la voluntad de hacerlo y las expectativas de vida para motivarse.
Después de entender que diseñar páginas web para vivir no iba a ser mi futuro empecé a buscar un cambio de dirección inmediato. Hice un par de páginas gratis a amigos, pero no llegué a ningún lugar. Lo más valioso de esta experiencia fue aprender que intentar entrar a mercados saturados es una mala idea, y que no se debe cambiar tiempo por dinero.
Empecé a pensar en la siguiente opción, y rápidamente pensé en la impresión 3D. Esta tecnología está revolucionando al mundo; sin embargo, las impresoras personales aún no están tan difundidas y pensé que podía llegar a utilizarlas para crear un modelo de negocios de impresión.
Con esta nueva idea empecé 3dprintyourmodel.com, hice un par de ventas, y rápidamente me di cuenta que este iba a ser nuevamente una ruta que no iba a llevarme a mis metas. ¿Por qué? la razón esta vez era la cantidad de dinero que las impresoras 3D me podían dar.
Cada impresión costaba del orden de centavos, sin embargo, el resultado final podía ser vendido en el orden de euros. Pero como no tenía una tienda física si no una tienda virtual, tenía que pagar los gastos de envío que aumentaban el precio del producto en 5 euros en el mejor de los casos. Esto implicaba que para vender algo, el cliente tenía que pagar del orden de 15 euros para comprar algo que en el mejor de los casos costaba 2 euros.
Debí haber pensado en eso antes de comprar el dominio 3dprintyourmodel.com…. este fue mi segundo error. La lección que obtuve de este error fue que antes de empezar cualquier empresa, es mejor hacer un estudio de mercado y de precios de producción y venta, intentar hacer algo sin tener esto claro es caminar al vacío.
Por esos días surgió la oportunidad de desarrollar páginas web para empresas, y decidí que tal vez por ese lado podía lograr mi objetivo. Contacté mi primera empresa por intermedio de un amigo, e intenté venderles su página web. Nuevamente hubo un problema de precio, ya que a la empresa le pareció demasiado costosa mi cotización y decidieron contratar a un ucraniano para hacer el trabajo, ya que el cobraba 1/3 o menos de mi precio.
Lo interesante de la historia es que al día de hoy, un año después, la página sigue igual a cuando me contactaron por primera vez… «karma is a bitch…» Tercer error. La lección de este error fue que hay que ganar la confianza del cliente antes de recibir lo que mereces. Al empezar hay que trabajar gratis. Dar algo a cambio de confianza, en los primeros trabajos se está comprando la confianza de las personas. Cuando se obtiene la confianza de algunas personas, esa confianza se va a transmitir a más gente, a nuevos clientes, y es ahí cuando el dinero va a empezar a fluir. No antes.
En estos días empecé a explorar los negocios de prestación de servicios, y me di cuenta que es una excelente forma de ganar dinero ya que se puede monetizar un servicio por suscripción y mantener un flujo constante de dinero de mucha gente. La idea había nacido varios años atrás, cuando un amigo me propuso que hacer un sitio web para hacer citas en salones o tratamientos de belleza era un negocio que podía funcionar muy bien.
Creo firmemente que esta idea es muy buena, y empecé a trabajar ciegamente en ella. Me dediqué a escribir el backend y el frontend de mi sitio en PHP y en JavaScript. Empecé a hacer mucho progreso, la página empezó a tomar forma, hasta que llegué al punto en el cual necesitaba ayuda para terminar más rápido. Le pedí ayuda a un amigo que es programador de profesión, y el empezó a ayudarme, sin embargo, cuando él entró al equipo vino con muchas sugerencias y propuestas de cambio.
Yo seguía todos sus consejos, y empezamos a mejorar la página. Como valor agregado estaba el hecho de que la mamá de mi amigo trabajaba en un salón de belleza, entonces ahora teníamos información de los usuarios directos de mi plataforma.
Ella nos dio varios consejos, entre ellos nos explicó que la mayoría de salones o peluquerías ya tenían su propio software que en muchos casos era pago, e iba a ser difícil entrar a competir contra esto. Seguimos programando a pesar de la advertencia, sin tener mucho contacto con los futuros usuarios y haciendo muchos cambios en la idea original que hacían el proyecto cada vez más lejano, cada vez más difícil de terminar.
En este momento, sentía que necesitaba más ayuda entonces conseguí otro programador en Colombia, que me ayudara a escribir el código para terminar más rápido. Nuevamente esta decisión antes que acelerar el producto lo que hizo fue retrasarlo aún más. Mientras tanto sentía que la cantidad de competencia que tenía estaba toda cogiendo ventaja, páginas que ya estaban en funcionamiento con esta idea, seguían creciendo, y yo seguía diluyendo mi tiempo tratando de hacer el software cada vez mejor.
El proyecto empezó a andar muy lento, hasta que mi primer amigo me comunicó que no tenía tiempo para ayudarme más. Luego, yo mismo le delegué la responsabilidad de programar al ingeniero colombiano, y el trabajo empezó a diluirse en la nada. ¿Cuántas enseñanzas saqué de esto? Muchas! de las que recuerdo rápidamente, debí haber empezado por hablar con los peluqueros o las personas que frecuentan salones de belleza. A parte de la mamá de mi amigo, tuve muy poca información de las personas que más importaban, los futuros clientes.
El segundo gran error, y no puedo expresar cuán grande fue, es no haber diseñado desde el principio un producto mínimo viable. Empezamos con una idea y esta idea empezaba a cambiar, crecer y volverse más compleja a medida que la gente opinaba, yo estaba intentando usar todos los consejos de todas las personas que no eran futuros clientes, y estaba intentando poner todo a funcionar desde el principio.
Lo que debí haber hecho era programar la versión mínima funcional de mi producto y salir al mercado con ella tan pronto la hubiera terminado. El otro error importante en este proyecto fue no haber seguido mi pasión. Aunque programar me gusta bastante y la idea de prestar un servicio desde una página web era excelente, vender citas de belleza no es, ni ha sido y muy probablemente no será mi pasión.
Esto implicó que cuando las cosas se empezaron a complicar la voluntad de seguir persiguiendo el proyecto empezó a disminuir. La única forma de obtener éxito es con pasión, si no hay pasión, el primer problema lo va a tirar a uno fuera de curso y volver a alinear la dirección es muy difícil sin un propósito claro que apasione.
Estos fueron mis primeros seis meses.
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