Al final de los primeros seis meses, empecé a ver que mi tren de ideas no me estaba llevando a ninguna parte, y decidí que era momento de buscar un equipo con el cual pudiera trabajar directamente y crear el momento necesario para sacar un primer producto mínimo viable.
Para este entonces, ya llevaba varios meses hablando con amigos acerca de proyectos en tecnología. Uno de mis amigos tenía una idea en Física médica que tenía mucho futuro en un mundo comercial, sin embargo, esta idea no era del todo nueva.
Empresas gigantes habían intentado solucionar el mismo problema y habían fallado después de invertir millones de dolares. Ante el peso de la evidencia siempre nos preguntamos, si monstruos han fallado previamente, por qué habríamos de triunfar nosotros?
Teníamos respuestas basadas en nuestros egos y motivación, pero la realidad es que no había ninguna razón que nos justificara, sin embargo, decidimos intentarlo. Empezamos a pensar en versiones más pequeñas del mismo proyecto hasta que llegamos a una idea mucho mas simple y con infinitamente menos futuro comercial.
Mirando en retrospectiva hoy puedo ver que esta idea no era más que una continuación de nuestro mal juicio dado por la inexperiencia, sin embargo, en ese momento era lo mejor que podíamos hacer. Así que empezamos.
Trabajábamos los fines de semana, nos encontrábamos desde los jueves por la noche o los viernes por la mañana y trabajábamos hasta el domingo en la noche. Durante estos días de trabajo, escribíamos software, hacíamos apps, diseñábamos circuitos y construíamos prototipos. Todas estas actividades nos permitieron tomar confianza en nuestras habilidades y en nuestro futuro.
Sin embargo, seguíamos cometiendo el mismo error de siempre, y era que estábamos invirtiendo una gran cantidad de tiempo y dinero en proyectos que no habían sido estudiados previamente desde el punto de vista del mercado. La realidad cruda y vil era que nuestras ideas por muy interesantes y emocionantes que fueran, parecían no llamar la atención de nadie más que de nosotros mismos.
Absolutamente ajenos a estas razones, empezamos a buscar la ayuda de gente conectada en el mundo de los negocios. Gracias a nuestra red de amigos, logramos contactarnos con un generador de negocios de la industria automotriz. Nos pusimos una cita y nos entrevistamos con él. Los resultados fueron desastrosos. Esta persona nos aterrizó con la verdad cruda.
Nos abrió los ojos a la realidad del mercado que no era otra que este mundo es altamente profesional. Después de explicarle nuestros proyectos e ideas, recibimos excelentes consejos de parte de él en forma de lecciones. Una de las ideas que más recuerdo de nuestras conversaciones fue la comparación de nuestras habilidades y experiencia contra las habilidades y experiencias de las otras compañías que él representaba. La realidad era simple, nosotros eramos menos llamativos que el 90% de las empresas en su portafolio, y no ofrecíamos absolutamente nada nuevo.
Sin embargo, no todo era malo, hablando con esta persona, él nos recordó el hecho de que nosotros eramos personas del CERN, y que él desde su perspectiva no esperaba menos de nosotros que ideas de millón de dolares. La verdad es que tanta confianza en nuestras capacidades la debemos más a nuestro previo lugar de trabajo, que a nuestras verdaderas habilidades en ese momento. Pero en todo caso, esta conversación fue un excelente llamado de atención.
A estas alturas habíamos decidido que estábamos muy metidos en este proyecto como para abandonarlo, así que empezamos a seguir los consejos que nos daban. El primer consejo fue que empezáramos a agrandar nuestra red de empresas conocidas para comenzar a generar oportunidades. Esto generó que asistiéramos a un par de conferencias de negocios y contactáramos a un par de CEOs de empresas a las cuales creíamos que podíamos ofrecerles algo.
Empezamos intentando buscar una alianza con una empresa que tenía un producto idéntico al nuestro. Los contactamos para ofrecer trabajo a cambio de dinero, pero esto nunca pasó de un par de mails. Nuestro segundo intento fue contactar directamente a una empresa fabricante de ventanas para ofrecerles una mejora tecnológica en sus productos, pero nuevamente nuestra propuesta no fue tomada en serio.
A estas alturas, nos dimos cuenta que necesitábamos un cambio. Debíamos cambiar nuestra oferta y nuestra actitud respecto a los negocios. El aprendizaje más grande hasta ese momento fue que centrarse en la parte técnica de la ejecución de un proyecto no nos iba a llevar a ningún lado. Descubrimos que lo que hacen las empresas exitosas es vender sus productos antes de fabricarlos!.
Con este pequeño momento de iluminación empezamos a trabajar en un par de nuevos proyectos. Intentamos reciclar nuestro proyecto anterior en una wearable y empezamos a trabajar en la producción de un video de crowd-founding, sin embargo, esta vez empezamos a preguntarle a posibles clientes que opinaban de la idea. En ese momento nos dimos cuenta de las diferencias que hay entre una mente técnica y la mentalidad del cliente.
Nos dimos cuenta que sin importar que tan interesante suene una idea tecnológicamente hablando, estas ideas puede parecer escuálidas a los posibles compradores. Nuevamente, la vida nos decía que tomáramos como prioridad al cliente.
Al tiempo del video empecé a estudiar los temas que se enseñan en un MBA, y empecé a darme cuenta de lo poco atractivos que sonábamos para el mundo de los negocios. Por primera vez, entendí que montar un negocio no se trata de generar dinero, se trata de generarle valor a la mayor cantidad de gente posible mientras se les soluciona un problema.
Una vez el valor se genera, la gente devuelve la cortesía con su dinero. Con este cambio de perspectiva empezamos a generar las siguientes ideas, hasta que llegamos a una idea específica que incluía todas nuestras habilidades a la vez que generaba un valor agregado inmenso para industrias ya existentes.
Aparte de esto, la idea era demasiado compleja como para tener competidores directos, y al mismo tiempo, simple como para ser entendida por la gente. Con esta nueva perspectiva contactamos amigos en nuestras redes que trabajan en Hedge Funds. Les hicimos una presentación de nuestra idea, de nuestro plan de negocios, y de lo que esperábamos y fue en ese momento que nuestro año empezó a cambiar de cara.
Para nuestra sorpresa, logramos llamar la atención de gente que tenía el dinero en el bolsillo! Tuvimos una propuesta de préstamo de dinero para generar una patente a cambio de 20% de la empresa que hasta ese momento no era mas que una presentación. La verdad es que esta propuesta nos ilusionó mucho, pero deberle el 20% de una empresa que no existe a un Hedge Fund no fue lo suficientemente convincente para nosotros. Decidimos que queríamos empezar algo sin deudas.
A estas alturas de nuestra aventura nos alcanzó la vida. Mis ahorros se acabaron y era el momento de encontrar un trabajo. Empecé a buscar un trabajo en tecnología a tiempo completo y encontré uno en la industria de la litografía. Mis amigos también buscaron nuevos horizontes y nuestra empresa se empezó a diluir. Tres meses más tarde, cuando todo estaba en el pasado, una startup apareció y me ofreció trabajar en un producto de tecnología que incluía inteligencia artificial. Esta llamada para mi fue el destino diciéndome que no abandonara el camino. Así que aquí estoy a punto de regresar al mundo del emprendimiento.
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